Consumo reflexivo y consumo habituado

«Producir, consumir, desechar y repetir. Producir para que sea posible el consumo, y consumir para fomentar la producción. Los sujetos consumen porque tienen motivaciones que los orillan a conducirse de cierta manera; poseen además, expectativas hacia los bienes que adquieren, y que por sus características, les proporcionan determinados beneficios durante su uso. Los sujetos consumen para suplir necesidades, cumplir deseos, afianzar la identidad que creen ostentar, asociada a una clase en particular, porque sueñan con ser parte de algo; y consumen también, porque disponen de los medios para hacerlo. Consumir, o no consumir, necesitar un objeto, creer necesitarlo, todo es posible en un mundo en el cual los bienes de consumo están al alcance de todas las clases, no determinados por antonomasia, sino concebidos para servir al usuario final, sea cual fuere su posición en la estructura social…»

Rivera, J. (2019)

La propuesta que hace el autor de la tesis que vamos a presentarles, constituye un esfuerzo por establecer dos tipologías de consumo que clasifican a las prácticas individuales de acuerdo a la subjetividad que emana de las mismas.

Por un lado, el consumo reflexivo, desde la teoría de la reflexividad bajo los argumentos que provee Margaret Archer. Por el otro, el consumo habituado a partir de la teorización del habitus de Pierre Bourdieu.

La primera reconoce la existencia de un sujeto consumidor que considera tanto a su contexto, como a las implicancias que tienen en sus decisiones la puesta en juego de la propia subjetividad a partir de un juego de consciencias. Esto le permite tomar decisiones más racionales, vinculadas con las experiencias del sujeto, pensando en todo momento en su propio presente y en el futuro de sus acciones. El consumo reflexivo está caracterizado, en pocas palabras, por la adquisición de objetos asociados con los proyectos de vida, considerando la mayor cantidad de opciones posibles antes de la toma de decisión.

La segunda, es característica de un sujeto cuyas condiciones de vida le proporcionaron un habitus cuyas automatizaciones le otorgan poca cabida para racionalizar cada una de sus opciones, más bien, están procesadas por las trayectorias de vida que se ligan a las pretensiones de estatus y estilos de vida deseados. Es decir, el consumo habituado representa aquellas adquisiciones que provienen de la búsqueda de estatus y distinción, y también de otros procesos internos que no son reflexionados a priori.

Finalmente agregar, que la tesis de Rivera comienza realizando un recorrido por las principales corrientes teóricas sobre el consumo, desde la necesidad hasta el deseo, en un intento por abrir su investigación a todo lector que le interese aprender más acerca del consumo, con un enfoque particular en el Latinoamericano y en específico, en el territorio Chileno.

Puedes encontrar el PDF desde el Repositorio Académico de la Universidad de Chile haciendo clic aquí o en la siguiente imagen:

Photo by Ann H on Pexels.com
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